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La muerte de Jesús Martínez, un militante opositor venezolano de 36 años, bajo custodia del régimen de Nicolás Maduro, generó conmoción y renovadas denuncias de violaciones a los derechos humanos en el país. Martínez, miembro del partido Vente Venezuela liderado por María Corina Machado, falleció en un hospital de Barcelona, estado Anzoátegui, debido a complicaciones de salud vinculadas a su diabetes y a una necrosis severa en sus piernas. Martínez quedó detenido el pasado 29 de julio, un día después de las cuestionadas elecciones presidenciales en las que Maduro fue declarado ganador. La oposición, que desconoció los resultados, aseguró que el verdadero ganador fue su candidato, Edmundo González Urrutia. Según denunció Machado en redes sociales, Martínez fue arrestado sin orden judicial y sometido a condiciones “inhumanas”. “Murió en sus manos, murió por las condiciones inhumanas en las que estuvo secuestrado. A Jesús se lo llevaron por ejercer su derecho y deber ciudadano”, escribió la dirigente desde la clandestinidad. El militante opositor formaba parte de un equipo que vigilaba los votos durante las elecciones. La oposición considera que su detención fue de carácter político. Según su familia, Martínez había desarrollado una grave infección en una de sus piernas que requería amputación, pero no recibió atención médica adecuada en los calabozos donde estaba retenido. Las cifras oficiales y las reportadas por organizaciones independientes como Foro Penal reflejan un alarmante panorama de persecución política en Venezuela. Desde el inicio de las protestas poselectorales, que han dejado al menos 28 muertos y más de 200 heridos, se han registrado 1979 detenciones por razones políticas, incluyendo a adolescentes y personas con discapacidades. Alfredo Romero, presidente de Foro Penal, calificó la situación como la peor en la historia reciente del continente. “Estamos hablando de la cifra de presos políticos más alta en el siglo XXI en toda América”, señaló.

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