El Gobierno de Cuba denunció un preocupante acto de violencia ocurrido el pasado domingo, cuando un individuo lanzó dos bombas molotov contra su embajada en Washington. Los ataques no causaron víctimas y sólo provocaron daños menores en las instalaciones. El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, condenó enérgicamente el ataque y lo calificó como un “acto de violencia y odio que pudo haber resultado en pérdidas de vidas valiosas”. A través de las redes sociales, instó a las autoridades estadounidenses a tomar medidas al respecto. Según la Cancillería cubana, el ataque se produjo el domingo por la tarde, aunque aún se desconoce si el atacante fue detenido. El ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, señaló que este acto debe ser considerado un “ataque terrorista” y atribuyó la responsabilidad a “grupos anticubanos”, afirmando que recurren al terrorismo debido a una sensación de impunidad. El Gobierno de Estados Unidos respondió a la denuncia de Cuba a través de un portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, quien condenó los “ataques y amenazas” contra las embajadas y afirmó que están comprometidos con la seguridad de las instalaciones diplomáticas y de los diplomáticos que trabajan en ellas. Miller subrayó que tales actos son “inaceptables” y que se están tomando medidas para abordar la situación. La embajadora cubana en Estados Unidos, Lianys Torres Rivera, informó que tras el ataque, la embajada se puso en contacto inmediato con las autoridades estadounidenses, quienes tuvieron acceso a la misión para investigar y recoger pruebas relacionadas con las bombas molotov.
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