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La denuncia por abuso sexual contra el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, avanzó a la instancia de juicio oral luego de que el juez Fernando Caunedo rechazara el pedido de sobreseimiento solicitado por la fiscalía. La denunciante, Melody Rakauskas, quien fuera secretaria del dirigente peronista, celebró la decisión judicial y aseguró que desea que “pague por haberme violado”. El magistrado tomó esta decisión pese a los pedidos coincidentes de los fiscales Mauricio Viera y Mónica Cuñarro de sobreseer a Espinoza. En su resolución, Caunedo destacó “el esfuerzo de la defensa en desacreditar a la querellante” y la presentación de un extenso escrito en favor del sobreseimiento del intendente. Tras conocer la resolución, Rakauskas declaró periodísticamente que la medida la tomó por sorpresa, ya que, después de cuatro años de lucha, se sentía “casi vencida”. Expresó su alivio y agradecimiento a los magistrados que intervinieron en la causa, señalando que “algunos fueron más valientes que otros” y que su decisión demuestra que “en el poder judicial argentino hay partes buenas y justas”. La denunciante afirmó que, durante la instrucción de la causa, en vez de investigarse al imputado, se la acusó y desacreditó. “Me trataron de loca, de prostituta, pidieron internarme en un psiquiátrico, dijeron que extorsionaba hombres y nada era verdad”, sostuvo. Además, lamentó la falta de apoyo político y denunció que “el gobernador no le pidió la renuncia a Espinoza, por lo menos hasta que termine su proceso, siendo que está acusado y procesado en dos instancias”. Rakauskas también reveló las consecuencias personales que afronta desde que denunció al intendente: “No puedo trabajar, envío currículums y nadie me da empleo”. Pese a todo, aseguró que seguirá adelante con la causa y que, de haber sido necesario, habría recurrido a instancias internacionales para obtener justicia. Finalmente, la denunciante subrayó la gravedad de los hechos denunciados y reafirmó su compromiso con la búsqueda de justicia: “Lo quiero tener en el banquillo de los acusados y verlo preso, que pague como cualquier ciudadano por haber violado a una mujer. Fue un abuso gravemente ultrajante y me dejó secuelas de por vida”.

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