El reciente fracaso en el tratamiento del proyecto de Ley de Ficha Limpia en el Congreso dejó un complejo entramado político que va más allá de la pérdida del estado parlamentario de la iniciativa. Este proyecto, que buscaba prohibir la postulación de políticos condenados por corrupción, desató fuertes tensiones entre el oficialismo, liderado por Javier Milei, y su principal aliado legislativo, el PRO, encabezado por Mauricio Macri. La alianza entre el PRO y La Libertad Avanza, forjada durante la campaña del balotaje, viene sufriendo altibajos desde el inicio del mandato de Milei. Aunque ambas fuerzas buscaron coordinar iniciativas legislativas, los desacuerdos se intensificaron en los últimos meses, con desplantes en las votaciones y acusaciones mutuas. Desde el PRO, describieron la relación como “congelada” y dejaron entrever que las diferencias internas del partido también agravan la situación. La histórica división entre los sectores bullrichistas y macristas volvió a aflorar tras el traspié legislativo, generando cuestionamientos hacia el liderazgo de Macri dentro del partido. Un rumor que gana fuerza señala la posibilidad de un acuerdo entre el oficialismo y el kirchnerismo. Según esta versión, el Gobierno habría permitido la postergación de Ficha Limpia a cambio de mantener a Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados. Como contrapartida, Cristina Fernández obtendría el camino allanado para ser candidata en 2025. Un legislador del PRO justificó hipotéticamente este acuerdo como “el mal menor” para preservar la gobernabilidad. “Perder la presidencia de la Cámara sería catastrófico”, afirmó. Sin embargo, nadie dentro de las principales fuerzas políticas se atreve a confirmar estos pactos, que apuntalan la polarización entre kirchnerismo y libertarios, beneficiando estratégicamente a ambos sectores. A pesar del revés, el Ejecutivo ya trabaja en una nueva versión del proyecto. Incluso, habría habido conversaciones informales entre el presidente Milei y la diputada Silvia Lospennato, impulsora clave de Ficha Limpia. Este movimiento refleja la intención del Gobierno de retomar la agenda legislativa en un intento por recomponer la relación con el PRO y con otros bloques opositores. Mientras tanto, las diferencias internas en el PRO siguen marcando el ritmo del partido. Las críticas hacia Macri por su falta de “poder de fuego” y su oposición a proyectos clave, como la designación de Ariel Lijo en la Corte Suprema, ponen en duda su capacidad para liderar en un escenario político turbulento. El desenlace de este conflicto podría redefinir el mapa político en el Congreso, donde la gobernabilidad y las alianzas estratégicas están más en juego que nunca.
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