Juan Bernasconi, dirigente que lidera un nuevo espacio de centro en Quilmes, se expresó sobre lo sucedido en la Universidad Católica Argentina con el diputado José Luis Espert, afirmando que: “No debería sorprendernos, pero sí debería alarmarnos, no por el exabrupto en sí que, lamentablemente, no es el primero ni será el último en la política argentina, sino por lo que revela”. Bernasconi agregó: “Es muy peligrosa la normalización del insulto como herramienta discursiva, y la creciente banalización de la violencia verbal en los espacios públicos”.
“En un simposio de comunicación política, donde se supone que las ideas deben prevalecer por sobre las provocaciones, Espert eligió referirse a Florencia Kirchner con una frase que no sólo fue profundamente ofensiva, sino también inútil desde el punto de vista argumentativo. Su objetivo no era debatir, sino atacar. No era reflexionar, sino provocar y claramente se equivocó porque no encontró risas, sino rechazo y no entre sus adversarios ideológicos, sino en un auditorio plural, compuesto mayoritariamente por jóvenes que todavía creen en los límites del respeto”, agregó Bernasconi.
La respuesta de la Universidad Católica fue tan firme como necesaria: “Repudiar las expresiones del diputado e insistir en la importancia de la fraternidad, la tolerancia y el respeto, haciendo un llamado urgente a la conciencia colectiva. Porque si se mueren esos valores, también muere la posibilidad de construir una Argentina distinta, con diálogo, con disenso, pero sin violencia”.
No es menor que el exabrupto de Espert ocurriera en el marco de un congreso internacional de comunicación política: “¿Qué mensaje estamos dando al mundo cuando nuestros dirigentes utilizan tribunas académicas para denigrar y deshumanizar al adversario? ¿Qué imagen proyectamos como país cuando se confunde la libertad de expresión con la licencia para insultar?”, se preguntó el dirigente Juan Bernasconi. Espert puede decir que no lo echaron, que simplemente “cerró el panel”. Pero los hechos son más elocuentes que sus palabras. Lo que se cerró en ese momento fue otra cosa: la puerta de un espacio donde se esperaba altura, no bajeza. Lo que se selló, acaso por un instante, fue el límite entre el disenso firme y el agravio gratuito.
Lamentablemente, este episodio no fue un hecho aislado. Horas antes, un local partidario vinculado a una referente de La Libertad Avanza en Quilmes, fue vandalizado con pintadas agresivas. “Quedar encerrados en este círculo es muy peligroso. Con el insulto, la reacción y el vandalismo, todos pierden. La política pierde. La democracia pierde. Es tiempo de reflexionar y de exigir respeto a nuestros dirigentes. No se puede construir una sociedad basada en el desprecio. No se puede seguir legitimando el odio como estrategia de campaña. No se puede hablar de libertad si se pisotea la dignidad del otro. La Argentina necesita muchas cosas, pero, antes que nada, necesita recuperar el respeto, porque sin respeto, no hay república, hay sólo ruido”, cerró Juan Bernasconi.