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La disputa comercial entre Estados Unidos y China volvió a tener repercusiones en la Argentina. En medio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), Mauricio Claver-Carone, enviado del Departamento de Estado para América Latina, sugirió que a Washington le gustaría que el gobierno argentino interrumpiera la línea de crédito que mantiene con China, un respaldo clave para las debilitadas reservas del Banco Central. La advertencia estadounidense se produce a sólo tres meses de que la Argentina deba comenzar a pagar en cuotas los 5000 millones de dólares correspondientes al tramo del swap de monedas activado durante 2023. Este intercambio de pesos por yuanes (convertibles a dólares) representa hoy casi la mitad de las reservas brutas del Banco Central, que cayeron por debajo de los 25.000 millones, afectadas por las ventas de la autoridad monetaria y la devaluación de la moneda china. El acuerdo de swap entre el Banco Central de la República Argentina y el Banco Popular de China fue firmado en 2009 y ha sido renovado sistemáticamente por todos los gobiernos argentinos. Actualmente, asciende a 130.000 millones de yuanes, equivalentes a unos 17.850 millones de dólares, y su vigencia total expira en agosto de 2026. Durante 2023, el entonces presidente Alberto Fernández decidió activar una parte del swap para aliviar la presión sobre las reservas en un contexto económico crítico. Originalmente, esos fondos debían devolverse entre junio y julio del mismo año, pero el actual gobierno logró extender el acuerdo por 12 meses, ganando tiempo con un plan de cuotas para restituir los fondos utilizados. “A partir de ese momento, el Banco Central reducirá gradualmente el monto activado del swap durante los siguientes 12 meses, desactivando por completo el tramo mencionado a mediados de 2026”, explicó el Gobierno en un comunicado oficial que, sin embargo, no precisó cuándo comenzará el repago. La respuesta de China no se hizo esperar. Ante las declaraciones del funcionario estadounidense, un vocero del gobierno de Xi Jinping defendió el acuerdo: “El intercambio de divisas entre China y Argentina contribuye a la estabilidad económica y financiera del país y es bien recibido por el gobierno argentino. Instamos a Estados Unidos a que adopte una perspectiva correcta y comience a pensar en cómo puede contribuir al desarrollo de los países de América Latina y el Caribe”. En la pulseada geopolítica entre las dos potencias, la Argentina sigue jugando un papel secundario, pero crucial para su propia estabilidad económica. Con las reservas en niveles mínimos y la presión externa en aumento, el futuro del swap con China se convierte en una pieza clave del complejo ajedrez financiero que enfrenta el Gobierno.

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