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En una nueva muestra de las tensiones que atraviesan al peronismo, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, realizó una sugerente recorrida en Avellaneda junto al intendente Jorge Ferraresi y dirigentes de su espacio, el “kicillofismo”, un día después de la cumbre del Partido Justicialista (PJ) que oficializó a Cristina Fernández como presidenta nacional del espacio. El evento, que sirvió como excusa para inaugurar paneles solares en la Escuela Técnica N°4 y entregar viviendas en el barrio “La Saladita”, fue protagonizado por Kicillof, Ferraresi y otros funcionarios clave, como el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque. La actividad dejó en evidencia las diferencias persistentes entre el ala del gobernador y el sector de La Cámpora, a pesar de los intentos de unidad promovidos en la reciente reunión del PJ en Moreno. La asunción de Cristina Fernández como titular nacional del PJ reunió a referentes de diferentes sectores de Unión por la Patria, incluyendo a dirigentes de La Cámpora y al excandidato presidencial Sergio Massa. Sin embargo, Kicillof fue el gran ausente, justificando su inasistencia por cuestiones de “agenda”. Esta decisión no pasó desapercibida y generó críticas dentro del kirchnerismo. La senadora bonaerense María Teresa García, una de las referentes de La Cámpora en la Legislatura, cuestionó públicamente al mandatario provincial. “Era momento de acompañar a Cristina, independientemente de las actividades que tenía cada uno. Cada uno es responsable de sus conductas” afirmó, dejando en claro la incomodidad generada por la ausencia del gobernador en un evento considerado clave para la unidad partidaria. La actividad en Avellaneda se enmarca en un contexto de tironeos internos que dificultan la consolidación de la unidad en el peronismo bonaerense y nacional. Aunque la cumbre del PJ intentó mostrar una imagen de cohesión, las fisuras entre las diferentes corrientes del movimiento siguen siendo evidentes. Con un 2024 marcado por los desafíos electorales y la necesidad de reconstruir alianzas, la relación entre el kicillofismo y La Cámpora aparece como una de las claves para definir el futuro del peronismo en la provincia de Buenos Aires y, por extensión, en el ámbito nacional. Mientras tanto, las señales de distanciamiento continúan multiplicándose, y la tan ansiada unidad parece, por ahora, un objetivo lejano.

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