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La realidad económica de la Argentina no da respiro a los supermercados chinos, que están a un paso de concluir otro año con números financieros negativos y siguen sin ser tenidos en cuenta en las políticas de precios que promueve el Gobierno. Los representantes de los comercios orientales enfrentan subas en los costos de la mercadería que promedian el 12 por ciento mensual. Como forma de enfrentar esta desventaja, los empresarios del segmento oscilan entre la apuesta por alternativas como la ganadería y la emigración hacia otros países de la región que ofrecen mejores condiciones para la inversión. Desde CEDEAPSA, la cámara que integra a los supermercadistas orientales, se indicó que la caída en la rentabilidad que sufre ese nicho redunda en la decisión de varios empresarios de apostar por la producción de ganado aviar, porcino y vacuno en distintos puntos de la Argentina. Al mismo tiempo, los emprendimientos chinos continuaron intensificando la migración fuera de Buenos Aires a lo largo de 2022. Hoy por hoy, los puntos abiertos en el micro y macrocentro porteño representan menos del 10 por ciento de los locales operativos hace menos de una década. Como contrapartida, los autoservicios asiáticos afianzaron su presencia en provincias como Misiones, Chubut, Neuquén y Río Negro. “En el microcentro de Buenos Aires llegamos a la pandemia con algo más de 30 supermercados en funcionamiento. Hoy no queda ni el 10 por ciento de ese número. Los dueños empezaron a mudarse para compensar la caída total de las ventas. En esa zona de Capital Federal el vacío de las oficinas a raíz del teletrabajo resultó fatal para los comercios”, dijo Yolanda Durán, presidente de CEDEAPSA. “Eso originó que los empresarios empiecen a buscar otros horizontes. Los que siguen invirtiendo en el país se fueron para el lado de Misiones o Santiago del Estero, en el caso del norte de la Argentina. Y después hubo varios que se trasladaron hacia la Patagonia. Hoy en Río Negro contamos con más de 30 supermercados”, añadió. La directiva expuso que, desde la pandemia a esta parte, las ventas en los supermercados orientales cayeron por encima del 20 por ciento. En cambio, en ese mismo lapso los comercios sufrieron subas potentes en los servicios y los contratos de alquiler. “La luz en el último tiempo nos aumentó hasta un 30 por ciento”, graficó Durán. A la par de la salida del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), numerosos actores del supermercadismo asiático comenzaron a incursionar en otros negocios. Durán explicó que, ante la merma de las ganancias que originan las góndolas, los empresarios empezaron a poner fichas en actividades como la ganadería y hasta la producción de algunos insumos industriales basados en plástico. “Un grupo de inversores salió del negocio de los supermercados y montó una planta para producir bandejas de plástico que hoy opera en la zona de San Martín. Durán comentó que “estos proyectos surgen de asociaciones que por lo general se dan entre 4 o 5 empresarios”, pero que en la mayoría de los casos se trata de emprendimientos que “funcionan a la par de los supermercados de los que son dueños esos mismos inversores”.

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