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Alberto Fernández viajó a Perú para asistir a la asunción del presidente electo Pedro Castillo, en un contexto de marcada inestabilidad en ese país que se arrastra desde hace cuatro años. Pero el primer mandatario viajó con agenda propia, basada en fortalecer su figura a nivel regional. En sintonía con su par de México, Andrés Manuel López Obrador, buscará mejorar los vínculos con gobiernos de centro o de derecha, como los de Colombia, Uruguay, Brasil y Ecuador. También llevará a las mesas diplomáticas temas de interés de la Argentina, como la vacunación, el financiamiento internacional y el cambio climático, con la inminente cumbre del G20 en el horizonte. El respaldo de Alberto Fernández por Castillo no es una sorpresa. Lo había adelantado a mediados de junio cuando aún se estaban dirimiendo los resultados del escrutinio definitivo de las elecciones presidenciales, sin que estuviera firme el triunfo del dirigente socialista por sobre Keiko Fujimori. En Balcarce 50 sostienen que la posición oficial respecto de Perú se basa en la no injerencia en los problemas internos de cada país. “Respetamos las decisiones internas de cada organismo local, de la Justicia Electoral de cada país. Castillo es el nuevo presidente electo y vamos a apoyar para que le vaya bien”, dijeron en Casa de Gobierno. El cambio de mando en Perú tiene un lugar de privilegio en la escala de intereses regionales del Gobierno. Cuatro días antes del acto de asunción que se celebra hoy, Alberto Fernández envió emisarios para tantear el terreno en la política local, caracterizada por una fuerte inestabilidad. En el Gobierno creen que el éxito de Castillo, dirigente ligado a la izquierda en un país donde los sectores “moderados” tienen una presencia fuerte, le servirá a Fernández para abonar su proyecto regional. En esta cumbre, buscará fortalecer su buena relación con el mexicano López Obrador a través de su canciller, Marcelo Ebrard. Pero también procurará mejorar el tenso vínculo con los gobiernos de centro derecha de Jair Bolsonaro, en Brasil, y Luis Lacalle Pou, en Uruguay. Entre encuentros bilaterales y conversaciones diplomáticas de pasillo, aspira a “ampliar” sus relaciones regionales y regar las relaciones con las administraciones de Iván Duque (Colombia) y Guillermo Lasso (Ecuador).

 

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