Los últimos días de marzo y las primeras jornadas de abril significaron una tregua para el gobierno de Alberto Fernández. En un lapso de siete días, arribaron a la Argentina 2.015.745 dosis de vacunas contra el coronavirus, que le otorgaron una bocanada de oxígeno al Ministerio de Salud de la Nación que conduce Carla Vizzotti. Pero en la segunda semana del cuarto mes del año, esta algarabía se transformó en preocupación ante la falta de certidumbre respecto a cuándo podrían partir desde el aeropuerto internacional de Ezeiza nuevos vuelos en busca de sueros. Sobre todo porque coincide con la segunda ola de contagios por coronavirus. Por estas horas el Gobierno busca destrabar la llegada de las dos millones de dosis de la vacuna Sinopharm que aún están pendientes por contrato (el 1 de abril arribó el primer millón). El embajador en China Sabino Vaca Narvaja está abocado de lleno a la tarea. En paralelo, el Ministerio de Salud intenta acelerar el envío de nuevos lotes de Sputnik V, sobre las que tampoco se tienen precisiones respecto a cuándo podrían estar en el país. En este escenario, en el Gobierno aseguran que las vacunas de Sinopharm podrían llegar “en las próximas semanas”, mientras que no tienen fechas ni estimaciones respecto al arribo de nuevos lotes de los sueros rusos. De acuerdo a los últimos datos del Monitor Público de Vacunación ya fueron distribuidas 6.609.996 dosis, es decir, el 90% del total de vacunas con las que cuenta el país, mientras que ya se aplicaron 4.956.023 sueros, lo que representa el 68% de las 7.266.500 unidades adquiridas por el Gobierno. “No sabemos cuándo vienen, no tenemos previsiones”, reconoce una funcionaria de esa cartera. “A la fecha hay un contrato firmado con SERUM INSTITUTE OF INDIA PVT LTD por 580.000 dosis y está en trámite una enmienda por otras 580.000 dosis”, respondieron oficialmente desde esa cartera. Otra fuente de Salud indicó que el país ya realizó adelantos financieros por estos sueros y que esperan que las autoridades indias cumplan con el convenio ya firmado. “Hay temas de producción, presiones internas en los países que retrasan los envíos. En la India se decidió que todas las vacunas de AstraZeneca se usen internamente y no quieren exportar nada, pero acá hay un contrato firmado”, agregaron.
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