La cepa de Manaos, que provocó una verdadera tragedia en esa ciudad amazónica brasileña donde colapsó el sistema sanitario y causó miles de muertes, es la que más preocupa ahora a las autoridades argentinas en el marco de la pandemia de coronavirus. En ese contexto, el viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, advirtió que se intentará “cortar su circulación” en el país. El funcionario dijo que “los casos de los países de la región terminan impactando en Argentina también” y precisó que “en diciembre pasado tuvimos un rebrote en Brasil, Chile, Uruguay y también Argentina, y ahora estamos volviendo a vivirlo” y añadió: “Sanitariamente hay que tener cuidado con Brasil, hay que reducir al mínimo posible los intercambios. No es momento para irse de vacaciones a Brasil”. La cepa P.1, conocida en el mundo entero como la variante de Manaos, mostró ser más contagiosa que las restantes mutaciones sufridas por el coronavirus como la británica o la sudafricana. Una de sus características más notorias es que puede evadir la inmunidad temporal proporcionada por una infección de COVID-19 pasada, según un estudio elaborado por un equipo de investigadores de Brasil y del Imperial College de Londres. En concreto, la cepa podría ser entre 1,4 y 2,2 dos veces más transmisible que el virus previo que afectó a esa ciudad amazónica a mediados del 2020. La reinfección, según el estudio, varía entre el 25 y 60% del total de casos. Manaos sufrió una primera ola del virus en el otoño del año pasado, en el comienzo de la pandemia. Se calcula que hasta tres cuartas partes de su población había obtenido algún grado de protección o inmunidad contra la enfermedad. Sin embargo, a principios de noviembre los casos se multiplicaron a raíz de una mutación del virus que pronto se convirtió en dominante y causó numerosas infecciones. La cepa fue llamada P.1. A mediados de enero la ciudad colapsó por un brote inédito que provocó miles de víctimas por falta de tubos de oxígeno en los hospitales. Las imágenes de decenas de personas haciendo fila para adquirir oxígeno para familiares enfermos recorrieron el mundo entero, en una escena dramática de la situación sanitaria que se vivió en la ciudad amazónica. Esta variación del virus es responsable de una explosión de casos que derivó en la segunda ola de la pandemia que azota actualmente al Brasil, con más de 2200 muertes diarias la semana pasada, mayores restricciones al comercio y un sistema sanitario al borde del colapso en la mayoría de las regiones del país a pesar de los esfuerzos del presidente jair Bolsonaro de minimizar la pandemia y de mantener abierta las actividades comerciales e industriales en todo el país.
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