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Alberto Fernández quiere unificar los planes sociales que administra el Estado, bajo el programa “Potenciar Trabajo”: el objetivo de largo plazo es convertir un subsidio en empleo. Pero el manejo y el control de la gran mayoría de ese dinero actualmente está en manos de organizaciones sociales, en especial, del Movimiento Evita, comandado por Emilio Pérsico, quien creció como dirigente piquetero, luego fue funcionario bonaerense y hasta nacional en la época de Alicia Kirchner al frente de Desarrollo Social. Hoy es un hombre clave en el Ministerio que conduce Daniel Arroyo. Las organizaciones sociales controlan 570 mil planes sobre un total de 770 mil. El dinero bajo su órbita ronda los 5 mil millones de pesos mensuales sólo en concepto de pago de cada plan. Pérsico acumula poder y territorio. El dirigente es quien reparte al resto de las organizaciones. Su poder, dicen quienes lo rodean, que está por encima de muchos ministros del gabinete. El segundo puesto lo tiene la Corriente Clasista y Combativa (CCC) que dirige el diputado nacional del Frente de Todos, Juan Carlos Alderete. En tercer lugar está Barrios de Pie si se la toma en su conjunto, aunque esta “orga” está fragmentada. El sector mayoritario está en manos de Daniel Menéndez, subsecretario de Políticas de Integración y Formación, dentro de la estructura que maneja Pérsico. Luego aparecen el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) que lidera Juan Grabois y el Movimiento Popular La Dignidad, dirigido por Rafael Klejzer. Este último es director de la Secretaría de Economía Social. Todos, salvo Barrios de Pie, tienen algo en común y es que forman parte de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).

La Cámpora no tiene influencia en el manejo de los planes y por eso apunta ser parte del control de ese presupuesto y quiere hacerlo ampliando el liderazgo de Grabois y Menéndez. Por su parte, desde el Evita aventuran que “una de las orgas pesadas” será parte de su espacio en muy poco tiempo. Para eso trabaja Fernando Navarro. El “Chino” es el otro líder del Evita y desde diciembre también ingresó formalmente al Estado como secretario de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete. Su oficina está en la Casa Rosada. El Movimiento Evita fue la primera organización que pidió hacer “albertismo”. El presidente Alberto Fernández los escucha más que a cualquier otra organización y le sirve como contrapeso de poder del resto de las “orga”, incluida la que lidera el diputado nacional Máximo Kirchner. El Plan “Potenciar Trabajo”, que sería la unificación de todos los planes, ya genera disputas internas. La clave estará en quiénes controlarán las unidades ejecutoras, que deberán analizar los proyectos de trabajo que serán financiados por el Ministerio con dinero extra, deparado del hoy va al pago de los planes. La disputa por el manejo de ese espacio enfrenta a gobernadores e intendentes del conurbano con las distintas organizaciones, que tampoco trabajan en conjunto. Las fuentes consultadas por PERFIL que participan de esta negociación coinciden que esta disputa es feroz.

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