A partir del domingo 1° de diciembre, las principales petroleras del país incrementarán los precios de la nafta y el gasoil en un 3%. Este ajuste responde a varios factores, entre ellos, la devaluación mensual del peso frente al dólar, que ronda el 2%, el aumento en los costos de los biocombustibles y las fluctuaciones en los precios internacionales del petróleo. El impacto de este aumento podría ser mayor si el Gobierno decide actualizar los impuestos al combustible líquido (ICL) y al dióxido de carbono (IDC), que tienen incidencia directa en el precio final de los combustibles. Desde junio, el Ejecutivo implementó subas parciales de hasta un 2% para estos tributos, buscando moderar su efecto en la inflación. Si se confirma el aumento del 3%, los nuevos valores en la Ciudad de Buenos Aires serían los siguientes: Nafta súper subirá de $1077 a $1109,31 por litro. Nafta premium: aumentará de $1332 a $1371,96 por litro. Hasta noviembre, los precios de los combustibles acumularon un incremento promedio del 94,75% en el año, lo que refleja la presión inflacionaria sobre este sector estratégico. El sector de combustibles muestra señales mixtas. En octubre, el consumo cayó un 8,8% en comparación con el mismo mes del año pasado, siendo las naftas y gasoil de mayor calidad las más afectadas, con una baja cercana al 20%. Sin embargo, las ventas experimentaron un repunte del 7,57% respecto al mes anterior, según datos de la Secretaría de Energía. En noviembre, YPF, la principal petrolera del país, ya había aplicado un aumento del 2,75%, compensando parcialmente los efectos de la devaluación del peso en octubre y la actualización de los tributos mencionados. Este incremento evitó trasladar en su totalidad el impacto de las variaciones en el precio del barril de petróleo, que se estabilizó en torno a los 71 dólares hacia fines de octubre. El nuevo ajuste de diciembre refuerza las preocupaciones sobre su impacto en la inflación y el bolsillo de los consumidores, en un contexto económico complejo.
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