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Los temores del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, tienen fundamentos en los reportes sobre la cantidad de camas ocupadas en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) de los hospitales públicos y de los efectores privados, que recibe de manera periódica de manos de Daniel Gollán, su ministro de Salud. El informe demuestra la saturación que existe en el sistema de salud público y privado, que llegan al extremo de no tener camas para atender los casos más graves. Hay municipios que tienen sus terapias intensivas colapsadas. El nivel de ocupación supera el 93 por ciento. La situación en clínicas y sanatorios es peor, fluctúan entre el 95 y el 100 por ciento. Esta ocupación en las camas de terapia intensiva hizo que Fernández y Kicillof analizaran junto a sus equipos de Salud, la posibilidad cierta de volver a la Fase 1, es decir, volver al cierre casi total de las actividades como la dispuesta el 20 de marzo de 2020. El temor es que haya multiplicación de los casos con una ecuación geométrica fundamentalmente en el segundo y en el tercer cordón del conurbano bonaerense. Esa preocupación es porque los distritos que los integran tienen un sistema de salud más endeble ante la propagación del virus que terminará desbordando la capacidad de las camas UTI. Se trata de distritos como Berazategui, Merlo, Ituzaingó, Quilmes; pero también de La Matanza que es el de mayor población y que abarca parte del primer y segundo cordón. La situación sanitaria es tan acuciante que Gollán aseguró que “ni el que tenga la pre paga más cara del país tiene asegurada una cama” de terapia intensiva si la necesita. Horas después de esa sentencia, el Ministerio de Salud de la Nación difundió el parte diario a través del cual se confirmaron 537 muertes en las últimas 24 horas, el número más alto desde que comenzó la pandemia. Con estos números, el total de infectados desde que comenzó la pandemia asciende a 2.796.768, de ese total, 12.949 son de la provincia de Buenos Aires. Las víctimas fatales en el país son 60.620 y más de la mitad de esos fallecimientos, 30.952, se registraron en territorio bonaerense. El miércoles, y con los registros de “saturación” en el sistema sanitario, Kicillof se reunió con representantes de prestadoras privadas para coordinar la información sobre la ocupación de camas y tener así el panorama completo. La atención de Kicillof, y también la de Fernández, está puesta, sobre todo, en el segundo y tercer cordón del conurbano. Además de estar compuestos por municipios muy poblados, allí el sistema sanitario dista mucho de ser robusto, hay una concentración importante de pobreza e indigencia y se debió reforzar la entrega de bolsones de alimentos. El colapso en los hospitales y clínicas privadas significa que no sólo no puedan ser atendidos los casos graves de coronavirus que, por ejemplo, necesitan un respirador; tampoco los pacientes que necesitan ser atendidos por otro tipo de dolencias, como problemas cardíacos, peritonitis, descompensaciones por problemas renales, o accidentes de tránsito de extrema gravedad, solo por citar algunos ejemplos.

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