El peronismo bonaerense atraviesa una nueva crisis interna a pocos días de la elección del 7 de septiembre, clave para definir su posicionamiento rumbo a los comicios nacionales del 26 de octubre. Aunque el presidente Javier Milei enfrenta el mayor golpe político desde que llegó al poder, por la causa de presuntas coimas que salpica a su hermana Karina Milei y a dirigentes de su entorno más cercano, Fuerza Patria no consigue transformar la debilidad libertaria en un activo electoral propio. El gobernador Axel Kicillof concentra su campaña en recorridas junto a intendentes y sindicatos, pero su estrategia choca con el despliegue de La Cámpora en la Tercera Sección Electoral, donde Máximo Kirchner se mostró junto a Mayra Mendoza y Facundo Tignanelli con críticas abiertas al mandatario provincial. “Ojalá el gobernador pusiera la misma plata en Quilmes que pone en la ciudad de La Plata”, lanzó el jefe de la agrupación, tras un acto con Mendoza y Jorge Taiana, primer candidato a diputado nacional. Las tensiones se replican en distintos distritos. En Mar del Plata, el enfrentamiento entre Fernanda Raverta y el sector del exintendente Gustavo Pulti derivó en acusaciones cruzadas y hasta en la promoción del corte de boleta. Una estrategia similar se activó en Avellaneda, desde sectores cercanos al intendente Jorge Ferraresi. Si bien en las últimas semanas se resolvieron conflictos en San Nicolás, Morón, Tres de Febrero, Exaltación de la Cruz y Zárate, el clima interno sigue lejos de la unidad. Taiana, ungido como cabeza de lista nacional, todavía no asumió un rol central en la campaña bonaerense y en el peronismo se debate si conviene darle protagonismo antes o después del 7 de septiembre. Mientras Milei intenta contener el impacto del escándalo que golpea a su gobierno, el peronismo provincial enfrenta la elección más importante del año con un frente desordenado: Kicillof busca retener centralidad, La Cámpora insiste en visibilizar a Cristina Fernández y los intendentes defienden sus territorios.
Compartir