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El Partido Justicialista cierra el año en medio de una intensa reconfiguración interna que trasciende las elecciones legislativas del 26 de octubre. En el principal distrito electoral del país, la provincia de Buenos Aires, se concentran las tensiones entre las distintas líneas del peronismo, con impacto directo en la estrategia nacional de cara a los próximos años. En el centro de la disputa, Máximo Kirchner busca consolidar el control de la estructura partidaria bonaerense a través de La Cámpora, mientras Axel Kicillof intenta disputar ese dominio con un armado propio. A la par, la Confederación General del Trabajo (CGT) se prepara para renovar su conducción en un escenario marcado por la tensión entre sectores dialoguistas y combativos. La renovación de autoridades del PJ bonaerense, prevista para diciembre, se convirtió en un factor clave para definir el poder interno. Máximo Kirchner apuesta a sostener el predominio kirchnerista con figuras como Eduardo de Pedro y Fernanda Raverta como posibles referentes, aunque también suena la opción de que él mismo renueve su mandato con el aval de Cristina Fernández. En la vereda de enfrente, Kicillof busca sumar intendentes y dirigentes territoriales alineados con el Movimiento Derecho al Futuro para conformar un bloque que dispute la conducción partidaria. Entre los nombres que circulan en ese espacio aparecen Verónica Magario, Fernando Espinoza y Andrés Larroque. El resultado de esa pulseada definirá no sólo recursos y estructuras, sino también la proyección de liderazgos hacia 2027. En medio de la tensión interna, Sergio Massa se posiciona como un actor central. Su capacidad para tender puentes entre sectores moderados y kirchneristas podría ser determinante para evitar fracturas en el PJ bonaerense y facilitar acuerdos de cara a las presidenciales. Su intervención también puede incidir en la articulación territorial en Buenos Aires. La otra gran definición se dará el 5 de noviembre, cuando la CGT renueve su conducción en el Congreso de Obras Sanitarias. A diez días de las elecciones legislativas, la central obrera debate si reedita un esquema de conducción colegiada ampliada o si opta por un secretario general único. Entre los nombres en juego destacan Cristian Jerónimo (Sindicato del Vidrio), Jorge Sola (Sindicato del Seguro) y Maia Volcovinsky (Judiciales), representantes de sectores dialoguistas. Del lado combativo, sobresalen Abel Furlán (UOM), Octavio Argüello, impulsado por Hugo Moyano y Omar Maturano (La Fraternidad), que promueven un mando más concentrado. La combinación entre la interna bonaerense y la renovación de la CGT configura un tablero político de alta complejidad. La forma en que se resuelvan estas disputas determinará la cohesión del peronismo, la capacidad de articular poder territorial y la proyección de sus principales figuras en el escenario nacional. Más allá de los resultados de las legislativas, las definiciones partidarias y sindicales de fin de año funcionarán como una prueba de fuerza entre kirchnerismo, el kicillofismo y sectores moderados, que buscan definir quién conducirá al peronismo en el próximo ciclo político.

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