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Javier Milei defendió públicamente la postulación del juez federal Ariel Lijo para ocupar un puesto en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Según el mandatario, Lijo es un magistrado que “comprende a fondo el funcionamiento del sistema judicial argentino, y esta experiencia es vital para implementar cualquier tipo de reforma en el sistema judicial”. En declaraciones periodísticas, Milei declaró: “Mi único interés es que la Corte falle acorde a los principios de la Constitución Nacional, no necesito una Corte adicta”. Esta afirmación sugiere que su objetivo es garantizar la independencia judicial y asegurar que la Corte actúe de acuerdo con los principios constitucionales. Además, Milei enfatizó su compromiso con la transparencia y la lucha contra la corrupción al afirmar: “Yo tengo el culo limpio, no necesito que la Corte me venga a salvar, por eso puedo hacer las reformas que estoy haciendo y si alguno de mis funcionarios incurriera en un acto de corrupción, le pego una patada en el culo”. Ariel Lijo, el candidato propuesto por Milei tiene una amplia trayectoria en el ámbito judicial. Comenzó su carrera como secretario del excamarista federal Luis “Piru” Riva Aramayo y fue nombrado juez federal en 2004. Su experiencia incluye su participación en casos destacados como la causa AMIA y las investigaciones relacionadas con el ataque terrorista de 1994. Entre sus acciones más destacadas se encuentra su papel en la investigación del pago de US$400.000 que realizó la SIDE a Carlos Telleldín, así como el procesamiento de su excolega Juan José Galeano por irregularidades en la investigación en la causa conocida como AMIA II. La propuesta de Milei generó controversia, dado el historial de Lijo y su conexión con anteriores gobiernos. Sin embargo, el presidente defiende firmemente su elección, argumentando que “es fundamental contar con alguien que conozca a fondo el sistema judicial argentino para llevar a cabo las reformas necesarias”.

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