En medio de una ola de despidos y tensiones crecientes, el INADI se convirtió en el epicentro de una protesta liderada por trabajadores despedidos y el gremio de estatales ATE. La ministro de Seguridad, Patricia Bullrich, supervisó de cerca el operativo policial para evitar que la manifestación, convocada por ATE, resultara en el ingreso masivo a las oficinas del Estado: “Está saliendo todo bien. Vamos cumpliendo los objetivos”, afirmó Bullrich mientras monitoreaba el desarrollo del conflicto, que incluyó momentos de tensión con forcejeos en el ingreso del organismo. Si bien Bullrich mantuvo un seguimiento constante del operativo, se confirmó que Milei se encontraba ocupado atendiendo otros asuntos, dejando a la funcionaria y su equipo al frente de la situación. La protesta surgió como respuesta a los recientes despidos ordenados por el Gobierno, que anunció un plan de recorte del Estado con reducciones de contratos en todas las áreas. La ministro Bullrich, refiriéndose al compromiso del Gobierno de “recuperar la calle”, aseguró que “cualquier acción fuera de la ley tendría consecuencias correspondientes”. ATE, a través de su secretario general Rodolfo Aguiar, criticó duramente las medidas del Gobierno, denunciando el aumento de la presencia policial en las dependencias públicas y cuestionando la priorización del gasto en represión por encima de necesidades básicas como alimentos y medicamentos. Aguiar también apuntó al nombramiento de Julio Cordero, proveniente de uno de los grupos económicos más poderosos, como secretario de Trabajo, acusando al Gobierno de “tercerizar el ajuste”. Por su parte, el vocero presidencial Manuel Adorni justificó los despidos como parte de un esfuerzo para reducir los gastos del Estado, calificando el personal cesante como “innecesario”. El Gobierno, bajo la administración de Javier Milei, viene impulsando un plan de ajuste que incluye la reducción del 30% de las plantillas de personal, siendo este uno de los puntos clave del proyecto de reforma laboral.
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