El primer día de mandato del presidente Javier Milei estuvo lleno de actividad. Después de prestar juramento y pronunciar su discurso en la escalinata del Congreso, recibió a líderes de diversas partes del mundo en la Casa Rosada. Posteriormente, se asomó al balcón del Palacio de Gobierno para saludar a los ciudadanos que lo aguardaban. Con entusiasmo, Milei exclamó ante la multitud reunida en los alrededores de la Rosada: “¡Viva la Libertad, carajo!”. Declaró el fin de lo que denominó “la noche populista” y reconoció que se avecinan tiempos difíciles. Afirmó su preferencia por compartir “verdades incómodas en lugar de ofrecer mentiras reconfortantes”. Emulando la canción de La Renga que fue emblemática durante su campaña, el presidente entonó: “Hola a todos, soy el león”. Anunció el inicio de la reconstrucción tras más de un siglo de decadencia y, a pesar de anticipar un período de dificultades, expresó su confianza en que el país superaría los desafíos. La multitud que lo esperaba afuera de la Casa Rosada coreaba: “¡Milei, querido, el pueblo está contigo!”. Milei agradeció el cariño manifestado y destacó la alegría asociada a la llegada al poder de un presidente liberal libertario. Retomó fragmentos de su discurso en el Congreso, subrayando que el liberalismo implica el respeto irrestricto por el proyecto de vida ajeno, basado en el principio de no agresión y en la defensa de los derechos a la vida, la libertad y la propiedad. Concluyendo su discurso, Milei llamó a los argentinos a “levantarse y trabajar juntos para hacer grande nuevamente a la Argentina”.
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