En una jornada marcada por una serie de ataques a comercios y supermercados en el conurbano bonaerense, las autoridades y organizaciones sociales se pronunciaron sobre los acontecimientos, calificándolos como “actos perpetrados por grupos minoritarios” y denunciando un “intento de desestabilización”. El dirigente del Movimiento Evita y funcionario del Ministerio de Desarrollo Social, Emilio Pérsico, admitió la difícil situación económica y social que atraviesa el país, haciendo referencia a la “persistente pobreza estructural que ha afectado a la nación durante años”. Sin embargo, Pérsico subrayó que la situación actual “difiere significativamente de la crisis de 2001, caracterizada por manifestaciones masivas de otro tipo”. Durante una entrevista periodística, Pérsico expresó sus sospechas de que hubo “intentos de provocación a través de las redes sociales”. Pérsico hizo hincapié en que los incidentes “no deben ser considerados como una forma legítima de protesta social, sino más bien como una manifestación de una enfermedad social”. Destacó que las organizaciones sociales no avalan ni promueven tales acciones destructivas, y enfatizó “su compromiso con la solución de los problemas que aquejan a la sociedad”. En contraposición, el líder de Barrios de Pie y secretario del Consejo de Economía Popular, Daniel Menéndez, adoptó un tono más enérgico al caracterizar los sucesos como un “intento claro de desestabilización” que no se había visto en la Argentina desde hace mucho tiempo. Menéndez reconoció que algunos jóvenes se “involucraron en los actos violentos debido a las difíciles condiciones en los barrios”, pero enfatizó que estos individuos representan una minoría y que la mayoría de los vecinos expresaron su frustración de manera pacífica.
Compartir