Los gremios no pierden el tiempo y salieron a marcarle la cancha a la nueva ministro de Trabajo, Kelly Olmos, tras su desembarco en el Gabinete nacional. Horas después de que fuera designada en reemplazo de Claudio Moroni, varios dirigentes de peso en el mundo sindical le pidieron una reunión urgente y la reapertura de las paritarias. “Nosotros no fuimos consultados sobre este cambio. Era lo que esperábamos. No tengo idea de por qué el presidente no nos consulta sobre los cambios en el Gabinete. Hace bastante que no hablo con él, quizás es el momento que estamos pasando”, disparó Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), un dirigente cercano al kirchnerismo. El gremialista pidió que Olmos los convoque “para poder hablar”. “Esperamos que tenga una mirada más expeditiva. Los sectores populares tenemos que seguir recuperando el poder adquisitivo″, señaló. En esa línea, Omar Plaini, secretario general del gremio de canillitas y senador bonaerense por el Frente de Todos, planteó que “todo cambio en el Gabinete sirve para oxigenar”, aunque insistió en que “estamos esperando respuesta para los trabajadores”. “Esperemos que se continúe el camino de reapertura de paritarias. Se dieron respuestas para el núcleo sojero, ahora necesitamos algo para los trabajadores”, afirmó. Daniel Catalano, de ATE Capital, fue todavía más duro y anticipó un paro con movilización para el este jueves: “No estaba en mi radar esa definición, me costó bastante asimilar la designación. Si el Gobierno no logra la recuperación salarial, habrá que ir pensando con otra impronta. Si no saben cómo recuperar los salarios frente a la inflación, ¿Para qué asumen? Se tienen que esforzar un poco más”, dijo. La decisión de Alberto Fernández de designar al frente del Ministerio de Trabajo a Raquel Cecilia Kismer, conocida como “Kelly” Olmos, generó malestar incluso en la Confederación General del Trabajo (CGT) que, desde que se conoció la renuncia de Claudio Moroni, pujaba por sentar en ese cargo a un sindicalista de su riñón. Pese a la crisis económica y la inflación imparable, el Gobierno logró impedir la convocatoria a un paro nacional gracias a la relación que tiene Alberto Fernández con algunos de los integrantes de la cúpula de la CGT. Por eso, los reclamos gremiales que se salen de caja suelen estar encabezados por sindicatos liderados por la izquierda. Pero ese vínculo entre el Gobierno y la central obrera se viene debilitando y la designación de Olmos podría provocar un punto de quiebre. En la CGT se quejan de no haber sido consultados sobre los nombres que había en danza. De hecho, hasta especularon con negociar el reemplazante de Moroni. Alberto Fernández tomó la decisión junto a su círculo de confianza y no consultó ni con la vicepresidente Cristina Fernández ni con el ministro de Economía, Sergio Massa.
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